Entre los meses de junio y septiembre en las rulas asturianas podemos encontrar un extraordinario producto del mar perteneciente a la familia de los escómbridos, el bonito. El bonito del norte es un pescado azul que se cría en aguas templadas y que es uno de los alimentos más codiciados en la costa este del Océano Pacífico, la zona tropical del Océano Atlántico, en la región del Mediterráneo y también en torno a Australia. Este pescado se captura en lo que se conoce como la costera del bonito pudiendo alcanzar pesos cercanos a los diez kilogramos y medidas próximas al metro.

El bonito es un pez emparentado con el atún y la caballa, siendo más acusada la forma hidrodinámica de su cuerpo respecto a éstos, además de presentar un extraordinario color azul plateado con diminutas escamas y dos aletas dorsales, la dorsal trasera y la anal, que van seguidas de varias aletas pequeñas.

El bonito, al igual que el resto de pescados azules, aporta cantidades insignificantes de hidratos de carbono y presenta una proporción muy importante de proteínas de alto valor nutricional. El rey del mar en verano es también conocido porque su carne presenta ácidos grasos Omega 3, linoleicos y oleicos, siendo un producto saludable en su máxima expresión.

Métodos para la pesca del bonito

Para la pesca del bonito se pueden emplear dos métodos. El mejor es el arte de la pesca del bonito denominado curricán o cacea, método de pesca en el que, al igual que sucedió en otras técnicas, los avances técnicos y los producidos en los materiales empleados han producido una mejora en la eficiencia del proceso aunque en esencia conserva toda la tradición de la pesca artesana.

La pesca del bonito mediante el curricán emplea un anzuelo sobre el cual se realizan una serie de modificaciones que sirven para atraer el bonito y que están compuestos a partir de plásticos de diferentes tipos y colores llamativos. El tamaño del bonito en plena temporada tienen un peso promedio que suele oscilar entre los seis y los nueve kilos por lo que el hilo al que va fijado el anzuelo es metálico ya que los bonitos tienen mucha fuerza y romperían cualquier otro material.

Hay que destacar que el arte del curricán para la pesca del bonito no contempla en ningún caso el arrastre de redes por lo que podemos clasificar esta técnica de pesca dentro de las más sostenibles ya que es un arte muy específico y que solo sirve para capturar bonitos por lo que no se dañan los ciclos de vida de ninguna otra especie de pescado.

El segundo método para la pesca del bonito también se emplea en la captura de otros pescados, siendo en la pesca de la merluza donde más se utiliza distinguiendo la merluza de volanta de la merluza del pincho.

Los inconvenientes que presenta para la merluza el uso de esta técnica de pesca los genera también en la pesca del bonito. La volanta es una técnica de pesca no selectiva por lo que provoca alteraciones en el ciclo de vida de otras especies. Además, las capturas sufren daños al rozarse contra las redes con la pérdida de calidad que se aprecia en el producto final.

En la técnica del curricán, las redes se sustituyen por unas cañas, generalmente construidas con madera de eucalipto, que se colocan a babor y estribor del barco y que alcanzan hasta cinco metros de longitud. Esta alternativa a las redes, además de no afectar a otras especies, permite obtener capturas de mucha mayor calidad que la técnica de la volanta, arte de pesca que supone la deriva de redes que luego son izadas al barco, ya que las piezas de bonito son capturadas una a una en sustitución de los bonitos capturados mediante la red ya que éstos habrán sufrido daños al rozarse con las redes, entre otras cosas.

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