El “sabadiego” o chorizo del sábado era, dentro del proceso de transformación de San Martín, o matanza del cerdo, en la tradición asturiana, el chorizo que se elaboraba el último día (habitualmente sábado) de con todas las carnes, vísceras, grasa, sangre, pimentón y cebolla sobrantes del proceso.
Sabadiegos, chorizos diferentes, de Noreña al mundo
Era pues un producto de aprovechamiento, último en elaborar y de los primeros en consumir en la economía familiar, que se empleaba principalmente para dar sabor y aroma a potes y cocidos. Híbrido, pues entre chorizo y morcilla, al llevar entre sus ingredientes también sangre y cebolla, quedo relegado estrictamente al ámbito familiar, al considerarse que no tenía atractivo gastronómico ni comercial.
En el año 1988 un grupo de noreñenses, alguno de ellos chacinero, funda la «Orden de Caballeros del Sabadiego», con el objeto de mejorar, relanzar y recuperar la producción del Chorizo Sabadiego, así como la de dignificar este producto e introducirlo en cartas y escaparates de bares, restaurantes, sidrerías, charcuterías y tiendas de alimentación.
Veinticinco años después el chorizo sabadiego es un producto único, diferencial, que elaboran prácticamente todas las chacineras noreñenses con gran acierto. Que ha mejorado su receta original incorporando carnes de calidad a la misma pero conservando los matices derivados de la adición de sangre, cebolla y casquería de la receta original.
Dice el periodista gastronómico Miguel G. Llano de este producto «Da igual a quien se lo pongas en el plato, le encantará. Casi nadie lo ha probado, y se sorprende, y se enamora y te preguntan… ¿Qué dices que es?» añadiendo no entender cómo este producto no está en todas las cartas de las sidrerías y restaurantes asturianos.
El Chorizo sabadiego es ideal para consumir frito, en rodajas y untar su pringue con un buen pan. Pero también como ingrediente para excelentes potes y cocidos, como elemento de sabor para elaborar cremas, farsas y patés.
El Sabadiego tiene todas las papeletas para convertirse en un producto referencial, y las chacineras noreñenses están en disposición de difundir su carácter, sencillez y sabor a lo largo y ancho de la esfera mundial. Únicamente falta que sea descubierto por el gran público.