La Sidra, un emblema cultural de Asturias, ha sido reconocida como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO. Porque la Sidra es mucho más que una bebida. La sidra es cultura y tradición, un legado transmitido de generación en generación que ha llegado a crear una auténtica identidad cultural, y que ahora es reconocida a nivel mundial.

Un legado cultural vivo

La Sidra Asturiana es mucho más que una bebida; es un elemento central de la vida social en Asturias. Su elaboración, consumo y rituales asociados, como el arte de escanciar, forman parte de un legado que se ha transmitido de generación en generación. Este patrimonio engloba desde el cuidado de las pumaradas y la Mayanza (recolección de la manzana) hasta el llagar (prensa), el proceso de fermentación y, finalmente, su consumo en sidrerías, donde se crean espacios de convivencia y celebración.

Recogida de la manzana: La Mayanza

manzanas para sidra
Recogida de la manazana

La recogida de la manzana para la elaboración de la sidra asturiana, conocida como Mayanza, es un momento clave en el calendario sidrero. Este término, profundamente arraigado en la tradición asturiana, hace referencia al proceso de recolección y selección de las manzanas para producir la sidra.

Se lleva a cabo en otoño, cuando las pumaradas (huertos de manzanos) están repletas de frutos maduros. Las manzanas se recogen cuidadosamente del suelo, asegurándose de que han alcanzado su punto óptimo de madurez. Este método garantiza que las manzanas contengan el equilibrio ideal entre acidez, dulzor y amargor, características esenciales para una buena sidra.

Durante la Mayanza, las manzanas se recolectan en cestos o sacos y se transportan al llagar, se seleccionan y se procesan. Es un momento de trabajo intenso, pero también de comunidad y celebración. Tradicionalmente las familias y vecinos de los pueblos se unían para realizar esta tarea, convirtiéndola así en una actividad colaborativa cargada de simbolismo para todos los asturianos.

La palabra Mayanza no sólo hace referencia a la parte más técnica de la elaboración, si no que representa el vínculo entre la tierra y quien hoy en día la trabaja. Actualmente, aunque en algunos casos ya se utilizan medios mecanizados, en muchos lugares de Asturias mantienen viva esta tradición, preservando la esencia cultural de la sidra asturiana.

El arte de escanciar

el arte de escanciar
Escanciador escanciando un culín de sidra

Uno de los aspectos más icónicos de la sidra asturiana es el escanciado, un gesto único que consiste en servir la sidra en altura para oxigenarla y realzar sus propiedades organolépticas. Este proceso despierta los aromas y potencia su característico sabor. Un ritual, símbolo de tradición y de cultura que tenemos los asturianos, que también crea un ambiente de celebración. Cada «culín», la cantidad de sidra servida en cada vaso, debe beberse inmediatamente para apreciar sus matices únicos, convirtiendo cada momento en una experiencia auténtica.

El gesto del escanciado, reconocido incluso a nivel internacional, representa la esencia de Asturias: una mezcla de orgullo, arte y cultura. Porque escanciar es más que servir; es una invitación a vivir la auténtica tradición.

Reconocimiento de la UNESCO

La declaración de la Sidra Asturiana como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad destaca su valor como expresión cultural única y viva. La UNESCO ha valorado no solo los conocimientos técnicos y saberes tradicionales asociados a su producción, sino también el papel que desempeña en la cohesión social y en la transmisión de valores como la cooperación, la celebración y el respeto por la naturaleza.

Este reconocimiento refuerza la necesidad de preservar y promover las tradiciones sidreras, asegurando que sigan siendo un motor de identidad y orgullo para Asturias y un legado cultural para el mundo.

Cada botella de sidra asturiana es una celebración de historia, naturaleza y humanidad.

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