Durante los meses de abril y mayo, el pixín es el pescado protagonista de las rulas de Asturias y también de muchas de las cocinas de los hogares y sidrerías asturianos. El rape, o pixin como se le conoce en Asturias, es un pez teósteo coliforme, de cabeza y boca grandes. Animal devorador, sin escamas, es de carne sabrosa y consistente; su piel puede adquirir un color marrón oscuro o negro según donde se halle.

Este pez habita en el fondo oceánico, en profundidades comprendidas entre 500 y los 3.000 metros, y puede encontrarse, además de en el noroeste del océano Atlántico, en el mar Negro y también en el mar Mediterráneo.

El pixín, para poder encontrar alimentos, se impulsa por el fondo marino a través de sus aletas pectorales. La naturaleza es sabia y ha dotado al pixín con una especie de cebo en la extremidad del apéndice carnoso que le surge de la cabeza, y que atrae a peces de igual o menor tamaño, que captura y come después. De forma complementaria, también se alimenta de todo tipo crustáceos.

Las variedades más comunes son el rape blanco o rape común (Lophius piscatorius) y el rape negro o rape rojizo (Lophius budegassa). La diferencia entre ambos radica en el color de la piel y el tamaño que oscila entre los 30 centímetros y el metro y medio, y su peso puede alcanzar los 40 kg. Además, las hembras son 10 veces más grandes que los machos. Como curiosidad, hay que señalar que durante el apareamiento, el macho muerde a la hembra, y se funde a su cuerpo para el resto de su vida. Paulatinamente, el macho queda disminuido a sus órganos sexuales.  Como consecuencia, las hembras dispondrán de los órganos masculinos y femeninos, convirtiéndose en seres hermafroditas.

Un tesoro gastronómico y medicinal

Inicialmente, el rape era un pescado menospreciado por los pescadores, una vez capturado, era lanzado al mar de vuelta. Pero para sorpresa de los más incrédulos, del páncreas de este curioso pez se sacó por primera vez la insulina. La captura de estos peces comenzó a extenderse masivamente para obtener la insulina y poco a poco su conocimiento dio paso a una presencia clara en los mercados y de éstos llegó a las cocinas, generalizándose su consumo con el paso de las décadas.

En Asturias, la comarca del Bajo Nalón (Pravia, Soto del Barco y Muros del Nalón) lleva más de veinticinco años celebrando las jornadas gastronómicas del pixín, uno de los eventos gastronómicos del año, y que refleja la importancia de este pescado en la cocina tradicional asturiana, en este caso, de sabor marinero.

El pixín se deja querer en todo tipo de recetas, si bien es habitual encontrarlo en caldereta, al ajillo con sus colas, guisado con bugre, o a la sidra. Por otro lado, con su cabeza se pueden elaborar sopas y caldos de excelente calidad. Todos los desechos del pixín son especialmente recomendados para la elaboración de fondos de pescados.

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