Asturias es chacinera. La popularidad de nuestra gastronomía tradicional de cuchara ha desencadenado una especialización en la elaboración de «compangos» (embutidos para añadir a potes, fabadas y demás platos) de gran calidad y diferenciación.
Salazones en forma de pancetas y lacones, principalmente; así como morcillas y chorizos con muy distintos grados de curación, en función de su uso posterior, consitituyen el grueso de producción de una industria charcutera y chacinera que, si bien se distribuye de forma diseminada a lo largo de toda la geografía asturiana, posee su centro de referencia en el Condado de Noreña; el lugar donde se ubica el mayor número de industrias vinculadas con el sector.