Sidra: siempre de Asturias y para todas las ocasiones
Templo de la sidra por excelencia, el néctar de la manzana es mucho más que nuestra bebida. Forma parte de nuestras costumbres, tradiciones, paisaje, arquitectura, gastronomía, oficios, etc, en definitiva, forma parte de la esencia y la cultura asturiana.
Porque Asturias no sería lo mismo sin las pumaradas, los llagares, las mayadas, la preba, los chigres, sin esos momentos regados con culetes y, por supuesto, sin la figura del escanciador. Guardián de uno de los oficios más valorados y fotografiados, el escanciado, es un emblema y buque insignia de nuestra tierra.
Y es que, sin duda, la sidra más conocida es la sidra natural. Reconocible por su botella verde y porque la disfrutamos tras ser escancia o espichada en los denominados vasos de sidra para disfrutarla en toda su esencia. Pero si bien es la más famosa, no es la única sidra elaborada en Asturias.
¿Cuántos tipos de sidra se elaboran en Asturias?
Asturias no solo tiene el honor de la tener la única sidra que se escancia, además somos los mayores productores de sidra a nivel mundial. Al año, unos 80 llagares elaboran más de 45 millones de sidra.
Además, contamos con una Denominación de Origen Protegida de Sidra cuyo sello de calidad se materializa en la denominada “Sidra de Asturias”. Bajo esta marca de garantía de origen y calidad encontramos tres tipos de sidra elaboradas con manzana asturiana de las variedades aprobadas por el Consejo Regulador:
Sidra natural DOP
Deseada y disfrutada por asturianos y visitantes, es símbolo y esencia de la cultura asturiana. Su característica botella verde y precinto verde es el cobijo del mosto de manzana fermentado, sin azúcares añadidos, el oro líquido de nuestra región que requiere del escanciado para ser degustado en todo su esplendor.
Y es que el arte del escanciado es esencial para que la sidra natural despliegue su aroma a manzana, sabor intenso, con notas ácidas y refrescante y cierta astringencia. Eso sí, previamente debe tener una temperatura de 13º centígrados.
Sidra natural espumosa
También conocida como sidra brut, sidra achampanada o sidra gasificada, mantiene ese color pajizo de la sidra natural pero se diferencia no solo por el exterior de su botella, que no siempre es de color verde, también por su precinto negro y sus destellos dorados y su burbuja fina procedente del carbónico de su segunda fermentación en botella o depósito.
Al igual que la sidra natural, no contiene azúcares añadidos, por lo tanto, resulta una bebida fresca, natural que, normalmente, se degusta en copa. Al igual que el champán francés y el cava, tradicionalmente se ha asociado a las celebraciones. Pero cada vez es más habitual como compañero de una buena sobremesa o para disfrutarla con mariscos, pescados, aperitivos y quesos.
La temperatura ideal para ser disfrutada es de entre 7º y 10º C.
Sidra natural nueva expresión
Al igual que las sidras espumosas, no precisa del arte del escanciado para ser degustada. Por su parte, su botella se diferencia fácilmente de la sidra natural ya que, al tratarse de una bebida relativamente joven, comenzó a comercialización a principios de los 2000, suele presentarse en botellas más estilizadas e innovadoras.
Cuidados diseños cuyo interior esconden el mosto de manzana tras ser filtrado para eliminar las impurezas y sedimentos. El resultado final recuerda a los vinos blancos pero con el toque único de la manzana, las notas cítricas e intensidad media.
Es perfecta para consumir a una temperatura de entre 6º y 8º grados y maridar con marisco y pescado, así como para consumir en aperitivos.
Además de la marca “Sidra de Asturias”, en nuestra tierra se elaboran otras variedades de sidra:
Sidra natural sin DOP
Aunque puede confundirse con la Sidra de Asturias DOP, esta sidra no está amparada por el Consejo Regulador. Son los propios llagareros asturianos los que con su experiencia y saber, seleccionan personalmente las variedades de manzanas para extraer su néctar.
Sidra de hielo
Su nombre nos indica que, si bien es una bebida elaborada con mosto de manzana, ni su color, presencia y, por supuesto, aroma se asemejan a nuestra sidra de siempre, la natural.
No obstante, comparte con la sidra natural no solo el néctar de la manzana; también la ausencia de ingredientes artificiales como los colorantes, zumos industriales o alcohol. Eso sí, su proceso de elaboración está inspirado en las técnicas canadienses. Por eso, es necesario congelar el mosto de manzana tras ser triturado, dejarlo fermentar y criar antes de ser embotellado para degustar.
Su temperatura de consumo es la más fría de todas, unos 4ºC, que no requiere de escanciado y que nos traslada a notas afrutadas y sabor dulce de la manzana perfecto para postres y aperitivos.
Sidra dulce
Es la sidra natural es su primer exprimido. Es, por tanto, el resultado del primer zumo de la manzana. Por lo tanto, al ser embotellado antes de que se produzca la fermentación natural es una sidra sin alcohol.
Una sidra de color tostado cuyo proceso artesanal nos ofrece un sabor suave y refrescante perfecto para compartir toda la familia.
En definitiva, tipos de sidra para todos los gustos y todas las ocasiones. Porque en Asturias somos y seremos la tierra de la sidra.