Hablar de Carnes de Asturies es hablar, en un principio, de las exquisitas carnes jóvenes de vacuno procedentes de nuestras principales razas autóctonas.

Asturiana de los Valles, o carreñana y Asturiana de la Montaña, o casina, estas razas estás carnes de ternera asturiana están amparadas por la Indicación Geográfica Protegida del mismo nombre.

Pero hablar de carnes de Asturias, es también hablar de nuestro ganado menor, que tradicionalmente complementaba la oferta de la casería asturiana. Razas autóctonas que un día fueron quedando desplazadas por otras de mayor producción cárnica y que se adaptaban con más facilidad a la estabulación.

Las razas asturianas, de las que resultan como fruto exquisitas carnes de altísima calidad, son duras, «rucas», fácilmente adaptables a las inclemencias y la variabilidad geográfica de nuestro accidentada geografía.

En los últimos años el implacable trabajo y esfuerzo de las distintas asociaciones de criadores, encargadas de velar, salvaguardar y llevar el libro genealógico de estas razas están consiguiendo garantizar, no solo la conservación de las mismas, sino también su reintegración en la economía del medio rural asturiano y su reconsideración como razas de alto valor organoléptico y gastronómico.