Podríamos referirnos a ellos como un plato cocinado más; pero es tal la variedad existente de este tipo de elaboraciones en Asturias que merecen un apartado propio.

Desde anecdóticas experiencias en el campo de los patés de pato o foie, al ya tradicional paté de cabracho, o tiñosu, lo que en la gastronomía vasca definían como Cabra Roca, pasando por el reputado paté de oricios y otras lindezas marinas como los patés de centollo, almejas, bogavante.

Exquisitos patés de jabalí, venado, morcilla. Cremas untables de quesos, no por humildes, menos atractivas, cremas de sardina o bonito.

La esencia y sabor de Asturias también se conserva en modo de patés, de diversos aromas, diversos sabores y colores.